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Lo verde vende, tranquiliza conciencias, mitiga críticas, engrosa la caja. Ponga usted una etiqueta verde en su negocio y verá como aumentan sus beneficios, parecería ser el eslogan para los nuevos tiburones del mercado ávidos de riqueza al precio que sea.
Criticamos con vehemencia el poder que se les otorga a ciertos grupúsculos ecoextremistas, de auténticos talibanes verdes, que sin representar a prácticamente nadie, consiguen imponer políticas que condenan a los pueblos a no salir de la pobreza en aras de un conservacionismo irracional. Sirva como muestra el nulo aprovechamiento como motor económico de sus zonas, que se hace de los embalses de Extremadura, en cuyos entornos debería prosperar un tejido turístico de ocio y naturaleza hoy inexistente y que frenaría la imparable pérdida de habitantes de estos pueblos. Esta utilización, perfectamente compatible con la preservación medioambiental, es posible en países de nuestro entorno más concienciados incluso que nosotros en estas cuestiones, mientras que aquí legislaciones irracionales los impiden.
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Se apersonan altos funcionarios de Coca Cola ante Su Santidad en el Vaticano para hacerle una propuesta:
-Su Santidad, le ofrecemos US$ 5 millones dólares anuales para que cambie en el Padre Nuestro la frase “El pan nuestro de cada día …” por “La Coca Cola nuestra de cada día…”.
A lo que el Santo Padre responde:
-No podemos hacer eso, hijos míos.
Tras unos meses vuelven a visitar el Vaticano con otra propuesta:
-Su Santidad nuestra empresa le ofrece US$ 300 millones anuales para cambiar en el Padre Nuestro la frase “El pan nuestro de cada día …” por “La Coca Cola nuestra de cada día…”.
A lo que el Santo Padre responde:
-De ninguna manera podemos hacer eso, hijos míos.
Insistentes estos funcionarios, consiguen otra cita con el Sumo Pontífice, y le presentan una oferta de su Corporación:
-Su Santidad nuestra empresa ha decidido ofrecerle a su Iglesia la cantidad de US$ 1.500 millones anuales para que se cambie en elPadre Nuestro la frase “El pan nuestro de cada día…” por “La Coca Cola nuestra de cada día…”.
A lo que el Santo Padre, se vuelve hacia su secretario y le pregunta:
-¿En que fecha termina nuestro contrato con los panaderos?
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ecomisos en cantidades sin precedentes, duras penas al consumo y al autocultivo: desde hace un tiempo el acceso a la marihuana viene dificultándose considerablemente junto a un notable aumento del precio. Para quienes la consumen y están al tanto del tema, esto que digo no es ninguna novedad. Sin embargo, lo que a primera vista parecería ser una buena noticia para los abanderados de la “salud social” y los entusiastas del discurso oficial, en realidad no es más que una maniobra orquestada desde arriba para que las cosas estén aún peor.
La pasta base (el “paco”, como se lo ha bautizado por estos lares) es la basura química que sobra de la confección de la cocaína, que también se fuma, pega más rápido (entre 10 y 40 segundos luego de la calada) y tiene un mambo intenso y violento. La sensación de angustia que provoca al retirarse el efecto al cabo de unos pocos minutos impulsa al consumidor a repetir otro bocadillo, provocando una adicción casi instantánea y efectos devastadores para la salud como ningún otro narcótico.
De esta forma, el consumo de la hierba está siendo sustituido de forma gradual y a una velocidad increíble, por el de la pasta base (sobre todo en las áreas de mayor pobreza, a pesar que de a poco está logrando infiltrarse en sectores de mayor poder adquisitivo). La desinformación general acerca del tema de las drogas por parte de la población en un contexto donde ni siquiera se habla ni se educa al respecto, y en donde tampoco se traza una línea bien clara entre drogas “blandas” y drogas “duras”, crea las condiciones óptimas como para que “el paco” vaya ganando terreno sin prisas ni pausas. Todo cobra aún mayor sentido cuando uno se entera que una “dosis” de pasta base resulta ser tan económica -y fácil de conseguir- como una bolsita de caramelos.
¿Será que estamos frente a un caso de sustitución inducida del consumo de un producto por otro? ¿Cuántas empresas participarán en el acuerdo de este nuevo market-share alucinado? ¿Podría ser otro ejemplo más de la ley del libre mercado, donde la balanza de la oferta y la demanda es regulada por esa mano invisible que hoy ofrece caladas contundentes de esa resaca blanquecina a un precio cómodo y accesible para todos los bolsillos?
¿Será…?
Seguimos con ustedes. Adelante estudios.
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si señores todo es cuestion de marketing